Hayamos o no reparado mucho en ello, tenemos que admitir que la conversación es seguramente la principal herramienta de los directivos para establecer acuerdos con sus colaboradores, clientes, proveedores y accionistas, las acciones que se acuerdan, coordinan, son el resultado de las conversaciones que estos actores mantienen en ámbitos formales o informales.
Sin embargo, no siempre nos sentimos satisfechos de nuestras conversaciones: en algunas ocasiones y en alguna medida, en vez de converger, divergimos; en vez de generar confianza, producimos tensiones y alarmas; en vez de solucionar problemas, creamos nuevos, es decir que resulta de suma importancia estar preparados para desarrollar conversaciones eficaces para el logro de nuestros objetivos.
Por esto se habla del “arte” de conversar. La conversación es tan importante que a veces parece un fin en sí misma; pero en nuestro ejercicio profesional la utilizamos como medio, al que no siempre le prestamos la debida atención. Todos podemos mejorar en beneficio de los resultados.
No cabe duda de que conversaciones más inteligentes y penetrantes, con una buena práctica de la argumentación y la indagación, entre otras, contribuirían sensiblemente a la deseada inteligencia de la organización, que actualmente son observadas como redes conversacionales a través de las que se genera la denominada cultura organizacional.
Diferentes autores, dentro de la literatura para la gestión de las organizaciones, reconocen en sus investigaciones que personas individualmente lúcidas pueden ser ….. leer todo el documento.
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