Se considera que una conversación inteligente debe tener un balance adecuado entre el acto de exponer (alegar) y el acto de preguntar (indagar).
La justificación que respalda esta propuesta es que si nos limitáramos a mantener conversaciones en las que solo existe el alegato, esta conversación seria básicamente una conversación de imposición, es decir triunfaría la posición del mas fuerte o hábil desde el punto de vista de la oratoria, que es frecuente en la política y/o en los discursos o alegatos de defensa en el ámbito judicial.
Por otra parte si solo nos limitáramos a indagar, característica del ámbito periodístico y/o policial, nos faltaría el aporte creativo que se genera cuando a nuestros razonamientos incorporamos los aportes del otro, que se obtienen a partir de la pregunta y que nos permiten, con la escucha adecuada sintetizar nuevas visiones, generar propuestas, analizar opciones y finalmente coordinar acciones conjuntas.
En la alegación debemos ser capaces de exponer nuestros razonamientos con claridad de manera de facilitar la escucha y permitir apreciar nuestras inferencias, incentivar la critica constructiva de nuestra cadena argumental y a exponer alternativas.
En la indagación debemos focalizarnos en preguntar lo que realmente nos interesa conocer y verificar nuestra escucha, mediante la reformulación de los conceptos de nuestro interlocutor. leer todo el articulo.
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