En 1992, al presentarse en convocatoria de acreedores, la Compañía Wallace, con sede en el estado de Texas, se convirtió en un claro ejemplo de la importancia de equilibrar la gestión de calidad con el control financiero. Dos años antes la firma había ganado el prestigioso Premio Malcolm Baldrige, el mayor reconocimiento norteamericano a los logros de la calidad en la industria. Sin embargo, mientras sus gerentes daban conferencias sobre las razones de sus logros, la empresa se debilitaba sin remedio por una mala administración de sus recursos materiales y financieros. El equilibrio claramente había faltado. Una de las formas de lograr este equilibrio es a través de la gestión de los costos de la calidad (CC).
Los CC son aquéllos costos asociados con la producción, identificación y reparación de productos o servicios que no cumplen con las expectativas impuestas por la organización que los produce.
Durante muchos años, los CC fueron ignorados. Sin embargo, desde la
década de 1950, numerosas empresas comenzaron a evaluarlos formalmente, por diversas razones:
~ La conveniencia de comunicar mejor la importancia de la calidad a una audiencia entrenada en el uso de variables financieras.
~ La mejor comprensión de las categorías de CC y de los diversos costos asociados con el ciclo de vida del producto, incluyendo los costos de la mano de obra y el mantenimiento necesarios para el aseguramiento de la calidad de los productos y servicios.
~ La mayor complejidad de los productos y procesos manufactureros, asociada con nuevas tecnologías que llevaron a un incremento en los CC. En el último medio siglo, los CC se han transformado en un método de control financiero que, en manos de los gerentes, permite identificar oportunidades para reducir los costos de la firma y fortalecer sus procesos de mejora continua y actualización de procesos……. leer todo el documento
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